José Mourinho disfrutó de una cálida bienvenida pero tuvo un decepcionante regreso a Stamford Bridge el martes, con un autogol en el primer tiempo que le dio al Chelsea una victoria por 1-0 sobre su nuevo equipo, el Benfica, en la Liga de Campeones.
Un partido complicado se decidió en el minuto 18 cuando Pedro Neto del Chelsea envió el balón a Alejandro Garnacho en el segundo palo y el argentino se estiró para girarlo hacia el frente del arco donde el desafortunado Richard Ríos solo pudo meterlo en su propia red.
Mourinho, quien ganó tres títulos de liga en dos etapas con el Chelsea, saludó y lanzó un beso cuando la afición local coreó su nombre. El ánimo de la afición contrastó fuertemente con el de sus anteriores visitas, cuando dirigía al Manchester United y a su rival londinense, el Tottenham Hotspur. El Chelsea se sentirá aliviado de haber sumado puntos en la Champions League, a pesar de terminar el partido con 10 hombres tras la expulsión del suplente Joao Pedro en el tiempo añadido por dos tarjetas amarillas.
El equipo de Enzo Maresca perdió su primer partido de la Liga de Campeones en más de dos años ante el Bayern de Múnich a principios de este mes.
El Benfica, que ha perdido sus cinco enfrentamientos contra el equipo londinense, pareció peligroso en algunos momentos, con disparos bloqueados de Fredrik Aursnes y Georgiy Sudakov y Dodi Lukebakio forzando una atajada al poste.
Pero el partido fue un auténtico caos en la segunda mitad, con siete tarjetas amarillas mostradas antes de la roja del Chelsea justo antes del pitido final.
La afición del Benfica se burló de su exjugador Fernández cuando este lanzó un córner frente a ellos al final de la primera parte, y el sonriente argentino les aplaudió, lo que provocó una lluvia de vasos de plástico desde la grada. Mourinho recorrió la banda con paso decidido, instando a la afición visitante a que se calmara.
