Han pasado más de tres décadas desde que Joe Carter envió la pelota por encima de la barda del jardín izquierdo y selló el segundo título consecutivo de los Azulejos de Toronto. Ahora, el equipo canadiense vuelve a la Serie Mundial por primera vez desde 1993, con la oportunidad de escribir un nuevo capítulo histórico frente a los Dodgers de Los Ángeles.
El primer juego se disputará este viernes por la noche en el Rogers Centre, donde Shohei Ohtani y los campeones defensores buscarán repetir el título, algo que ningún equipo ha logrado en los últimos 25 años.
La última vez que la Serie Mundial cruzó la frontera norte, el béisbol vivía una época muy distinta: la llamada “Era de los Esteroides” apenas comenzaba, las estadísticas avanzadas eran casi una curiosidad y los lanzadores aún completaban partidos con frecuencia.
Aunque los Dodgers parten como favoritos, los Azulejos cuentan con el respaldo de todo un país. “Siempre sientes el peso del mundo en las decisiones que tomas, pero cuando sientes a un país, a veces se pone un poco complicado”, comentó el mánager de Toronto, John Schneider, al recordar la presión que enfrentan en momentos críticos. “Sexta entrada con las bases llenas y nadie fuera, y Aaron Judge al bate… sientes que la gente en Nueva Escocia quiere venir a asesinarte”, bromeó.
Los Dodgers llegan con la nómina más alta de las Grandes Ligas, de 341,5 millones de dólares, y se espera que paguen cerca de 168 millones en impuesto de lujo, una cifra récord. Los Azulejos, por su parte, poseen la quinta nómina más elevada con 252,7 millones y un gasto total proyectado de 266 millones, incluyendo más de 13 millones en penalizaciones.
Con Ohtani buscando consolidar su legado y Toronto persiguiendo un sueño que lleva tres décadas en espera, la Serie Mundial promete una batalla digna de la historia del béisbol.











